Introducción

Acuarela de A. Macías Luna



   Los poemas de este blog, cuya creación obedece a una deuda pendiente conmigo mismo, no tratan de plantear ningún tipo de reflexiones intrincadas y filosóficas acerca de la Muerte; simplemente exponen unas circunstancias excepcionales que gobernaron mi espíritu hace bastantes años. Son composiciones, producto de una experiencia personal convertida en lirismo respetuoso tras el fallecimiento, a edad joven, de una mujer cuyo nombre silencio por respeto, con la cual compartí un gran amor en Sevilla y sirvió de modelo para pintar mis mejores cuadros.

  Quizás algún lector piense que son ramas del morbo estos LAMENTOS versificados, gemidos íntimos que en aquella época de mi juventud lancé a causa del amor. Mi compatriota, el escritor Baltasar Gracián, en el siglo XVII, dijo: “La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto”. Esta frase contundente me hizo recordar la corta vida de aquella dama importante que zozobró en la treintena de sus años, mientras que yo aún continúo buscando el puerto de arribada en el declive de la edad.


   El luctuoso acontecimiento, en torno al cual gira el sentir de estos poemas, había producido un desgarro en la seda de mi sensibilidad, y decidí, una vez dedicado a la Literatura, coserlo  con finísima aguja poética. Como aspas de molino, las imágenes daban vueltas con el viento de la existencia hasta que se detuvieron ante la llegada gradual de alisios contrarios una vez sanada (si es que sana del todo) la honda cicatriz de los recuerdos; la presión de aquellas vivencias ya había acuñado pisadas en mi mente: las estrofas que recorren como huellas el campo de este blog.


   Es mi propósito dejar impresos los pies del dolor, los cuales echaron a andar con la pérdida de la mujer amada y avanzaron calladamente hasta convertirse en vestigios elegiacos, compuestos hace mucho tiempo en su honor, y que hoy presento a los seguidores de la Poesía. Lo que asevero está respaldado por la dedicatoria en negritas que encabeza el poemario y explica de modo alegórico el cierre de una etapa bella y apasionante de mi vida, de lo cual no me arrepiento.

                                                                El autor
                                                                V. Alemana (Chile), 29 de junio de 2011

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