martes, 28 de junio de 2011

TU RISA DE ÁNGEL

Tu risa de ángel se perdió en el viento,
en efímero olor de primavera.
Suspira un sauce, y es como si oyera
tu arrullo de sirena en su lamento.

Se acabó el tibio vaho de su aliento
desde que te arrancó Dios de mi vera.
Me sume la nostalgia en vana espera
y me inunda de amargo sentimiento.

Fue nuestro amor primicia del Edén;
de sus jirones soy vivo rehén,
esclavo de perennes añoranzas.

En el crepúsculo ágiles jilgueros
traen tu voz y rodean con sus danzas
el débil resplandor de los luceros.

A. Macías Luna
(Derechos de autor)

JUNTO AL RÍO GUADAIRA



La brasa en mí aún arde
de aquel caliente estío.
Junto al Guadaira sueño con la tarde
en que se unió tu nombre con el mío
sobre un viejo eucalipto junto al río.

Junto al afluente poco caudaloso
rayó tu tierna mano
ANTONIO y FINA con un corazón
sobre el tronco roñoso.
Con juveniles miedos
te ayudaron mis dedos
a esculpir en madera mi pasión.

Tus sones de cristal
coreaban la calma vespertina,
y el suspiro estival
exaltaba el reír de los pardillos.

En el lugar de vibrante aspereza,
tus cabellos castaños
y el aura angelical de tu belleza
enardecieron mis perdidos años.  
Con tu elixir de beso,
sobre la gris corteza
tramaste en una fecha otro regreso.

Hoy no te oigo reír,
y en callado sufrir
la vida me castiga con cilicio.
Al árbol vuelvo solo a recordar.
De nuestros nombres ya no queda indicio,
la muerte en celo los mandó borrar.

A. Macías Luna
(Derechos de autor)

JUNTO AL POZO

Junto al raído pozo
que divide el camino,
junto al pétreo brocal
me acerco a hablar contigo.

Titubean mis ojos,
pero se unen marchando por distintos
rumbos, para mandar mi corazón
en busca de un respiro
ante el duro tormento en que tu ausencia
lo abandonó sumido.

Déjame asir tu mano.
Te mostraré el primor de este recinto,
lleno de soledad,
donde jaras y mirtos
a septiembre respiran olorosos
y templan con sus silbos
la abubilla alba y negra,
el jilguero y el mirlo.

Aquí se mece el herbazal dorado,
con requemados hilos.
Recortan el arroyo
desperdigados riscos
que esperan las crecidas
para untarse la piel con rubio limo.
Aquí estoy prisionero
de ti, labrando campos sin cultivos.

¿Por qué no me conversas
en el semblante rispo
de la tarde, embriagada
de otoñales suspiros?
Quizá llegó el momento,
la hora de aferrarme al silencio vivo
de unos ausentes labios,
que pretende arrancar de mí el olvido.

Bajo un cielo de rojos
hondamente medito:
¿Por qué la desventura
me manda este castigo?
¿Por qué la vida, en bacanal festín,
quiere obsequiarme con amargo vino?
Una pena me aturde
por haber perdido tu paraíso.                     

Junto al venero escuálido,
cuyas entrañas miro,
dulcemente me invade
la tibia noche de tus ojos lindos,
al asomarme al hueco
donde mueren los míos.

Se refleja tu imagen en el pozo,
se sumerge en las aguas y repito
al preguntarme una y otra vez:
”¿Por qué de mí te has ido?”


A. Macías Luna
(Derechos de autor)
 

VOY A BUSCARTE


Voy a ser una espiga a ti abrazada,
arraigando en la tierra donde estás;
crecer con el abono de tu faz
bajo el negro abismal de tu mirada.

Voy a ser trigo verde en tu adorada
ceniza, soportar cada vez más
la muela del molino que en la paz
del Señor te tritura en polvo, en nada.

Para aliviar mi lividez reciente
en el camino en pos de ti, querida,
voy a fundir en molde permanente

el sol que fue nuestra pasión en vida,
dos fogones ardiendo en uno entero:
tú y yo abrazados. Sólo eso quiero.

A. Macías Luna
(Derechos de autor)