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martes, 28 de junio de 2011

JUNTO AL POZO

Junto al raído pozo
que divide el camino,
junto al pétreo brocal
me acerco a hablar contigo.

Titubean mis ojos,
pero se unen marchando por distintos
rumbos, para mandar mi corazón
en busca de un respiro
ante el duro tormento en que tu ausencia
lo abandonó sumido.

Déjame asir tu mano.
Te mostraré el primor de este recinto,
lleno de soledad,
donde jaras y mirtos
a septiembre respiran olorosos
y templan con sus silbos
la abubilla alba y negra,
el jilguero y el mirlo.

Aquí se mece el herbazal dorado,
con requemados hilos.
Recortan el arroyo
desperdigados riscos
que esperan las crecidas
para untarse la piel con rubio limo.
Aquí estoy prisionero
de ti, labrando campos sin cultivos.

¿Por qué no me conversas
en el semblante rispo
de la tarde, embriagada
de otoñales suspiros?
Quizá llegó el momento,
la hora de aferrarme al silencio vivo
de unos ausentes labios,
que pretende arrancar de mí el olvido.

Bajo un cielo de rojos
hondamente medito:
¿Por qué la desventura
me manda este castigo?
¿Por qué la vida, en bacanal festín,
quiere obsequiarme con amargo vino?
Una pena me aturde
por haber perdido tu paraíso.                     

Junto al venero escuálido,
cuyas entrañas miro,
dulcemente me invade
la tibia noche de tus ojos lindos,
al asomarme al hueco
donde mueren los míos.

Se refleja tu imagen en el pozo,
se sumerge en las aguas y repito
al preguntarme una y otra vez:
”¿Por qué de mí te has ido?”


A. Macías Luna
(Derechos de autor)