jueves, 30 de junio de 2011

ANTE TU SEPULCRO

Bendita seas, dueña de mi amor,
mi compañera de tristeza muda.
Yo ardía junto al fuego de tu cuerpo,
luciente talismán de suaves curvas.

Tus ojos brunos eran un callado
abismo hondo en la más ciega negrura;
rayo de luz en mi apagada vida,
que disipó mis vacilantes dudas.

Tu proximidad rompe el frío espacio,
donde moran cipreses que se encumbran
sobre el albero de oro que te guarda;
copas de árbol perennes que susurran
y me dejan vivir con tu memoria
               mientras sueñas conmigo en esa tumba.

A. Macías Luna
(Derechos de autor)