En el lugar del globo donde me halle,
sin tu presencia descarnada y muerta,
hundida en los humores de la tierra,
creo escuchar tus ecos:
cinta serpenteando con el viento.
Creo entrever tus sílabas bailando con el aire
en repetidas reverberaciones.
Me pregunto:
¿Es el aire el que me baila
vigorizando el eco de tu voz?
¿Silba el aire en tu voz,
o quizás es tu voz la que me silba?A. Macías Luna
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